Los monitores y los smartphones actualmente incluyen una característica denominada filtro de luz azul. Esta solución está pensada para reducir la emisión de dicha luz que es perjudicial para la vista y que genera fatiga ocular. Hay gafas también que llevan este filtro. Pero, ¿por qué cambia el color cuando activamos el filtro de luz azul?
Pasar muchas horas delante de la pantalla del ordenador no es positivo para nuestra salud. Muchos notarán al cabo de unas horas que sienten algo, así como molestias o picor en los ojos. Algunos notarán un poco de lagrimeo y algunos incluso dolor de cabeza. Todo esto es provocado por la emisión de esta luz que es inevitable, aunque se puede mitigar.
Hay un parámetro muy importante en los monitores, y es la precisión de color. Para definirlo de manera sencilla, es la desviación que existe entre los colores que nos muestra el monitor y el color real. Un parámetro que para un aficionado a los videojuegos puede ser relativamente importante. Pero, aquellos que se dedican a la edición de fotografía y vídeo, lo tiene muy en cuenta.
Esta diferencia entre el color mostrado por el monitor y el color real recibe el nombre de aberración cromática. Para esta aberración cromática hay u estándar de color que se denomina Delta E. Cuanto menor sea el valor, mayor será la previsión de color que ofrece el monitor.
Si el valor es: Delta E<2, nos indica que el color mostrado por el monitor es indistinguible a simple vista con el color real. Pero, cuando valor es: Delta E>5, hay una diferencia más que obvia. Tanto para usuarios profesionales como para aficionados a los videojuegos, este parámetro tiene gran importancia.
Los monitores que se enfocan al diseño profesional siempre tendrán un valor: Delta E<2. Por otro lado, tenemos los monitores enfocados a ofrecer buena gama de color, como puedan ser los monitores gaming donde el valor será: Delta E<4. Finalmente, el grueso de monitores del mercado y de pantallas de portátiles suelen estar entre: Delta E>3 y Delta E<6.
El problema es que cuando compramos un monitor con filtro de luz azul y lo activamos, veremos que existe una desviación considerable del valor Delta E, aumentando este considerablemente.
Pues resulta que la desviación en la precisión de color está directamente relacionada con la fuente de luz de la pantalla. Actualmente, las pantallas se basan en paneles LED. El problema es que la luz azul representa un espectro muy grande en los ledes. Pero además, el proceso de depuración de estos es complejo y suelen generar problemas.
No siempre se da un cambio de color brusco con el filtro de luz azul. Cuando se realiza un filtrado de luz azul a nivel de software, puede mitigarse bastante la variación de color. Esto se debe a que la señal se procesa antes de generar la imagen y se “elimina” la luz azul.
Este método filtra la luz azul en todas las bandas. Cuando se activa este filtrado, la imagen de la pantalla se torna amarillenta y parece que se apague, perdiendo brillo. Esto hace que la emisión de luz sea más suave y menos deslumbrante.
Habitualmente este filtro de luz azul se puede activar o desactivar según las necesidades del usuario. Cuando no se requiere mucha precisión de color, se puede activar para descansar la vista. Si se requiere precisión, se desactiva un rato y listo.
Podemos encontrar en el mercado una gran variedad de gafas que tienen cristales con un tono amarillento. Estas gafas lo que hacen es “impedir” el paso de la luz azul. La problemática de estas gafas es que suelen ser bastante caras y no están pensadas para usuarios con gafas graduadas.
Una opción para las personas que llevan gafas graduadas, es hacerse unas gafas ya con este filtro integrado. En mi caso, el pasado verano me revisé la vista y me hice unas gafas graduadas de óptica con filtro de luz azul. Debo destacar que este filtro me supuso un sobrecoste importante. Si no recuerdo mal, fueron 80 euros de sobrecoste, pero al pasar tantas horas frente a la pantalla, para mí era imprescindible.