Mientras México se pinta de verde olivo, gracias al gobierno en turno y mantiene un discurso de austeridad republicana, el secretario de Defensa regala lentes Cartier de más de 24 mil pesos y corbatas de Pineda Covalin a sus más allegados, según Guacamaya Leaks
La democracia en nuestro país pende de un hilo.
Y es que la militarización llegó para quedarse.
Militares al mando en las calles.
Militares al mando de las obras insignia del presidente.
Militares al mando de los bancos del bienestar.
Militares al mando en temas de salud y educación.
Y ahora, militares al mando en temas de seguridad pública hasta el 2028.
Mientras México se pinta de verde olivo, gracias al gobierno en turno y mantiene un discurso de austeridad republicana, el secretario de Defensa regala lentes Cartier de más de 24 mil pesos y corbatas de Pineda Covalin a sus más allegados, según Guacamaya Leaks.
¿Qué más nos tienen que enseñar para que los mexicanos abramos los ojos?
Duele por ti, por mí, por nuestros hijos.
Pero, en lugar de defender a nuestro país de la brutal estrategia de extender hasta 2028 la militarización de la seguridad pública y exigir cuentas claras a los funcionarios, que dizque nos representan, preferimos enfocarnos en la ventaneada de algunas senadoras.
Dejamos lo más por lo menos.
Bien lo dijo Juvenal: “El pueblo del que en otro tiempo dependían el gobierno, la justicia, las Fuerzas Armadas, todo, ahora se desentiende y solo desea dos cosas: pan y circo”.
Que si Lilly Téllez empezó la guerra esta semana, en el Senado, al decirle a las legisladoras y a los legisladores morenistas “hienas y ceros a la izquierda”.
Que si Citlalli Hernández le respondió a Lilly con un “gritona irrelevante”.
Que si Lucía Trasviña le contestó a Téllez “no soy hiena, respétame. Eres una corrupta”.
Que si la también senadora de Morena, Rocío Abreu, le dijo hasta lo que no a la senadora del PAN, tan así que en redes se desató el chismógrafo mexicano con un hashtag de #ladyrobamaridos.
¿Tan bajo hemos caído?
¡Pan y circo, al fin nos gusta!
Y no defiendo a nadie, no soy del PAN, del PRI ni de Morena, de ningún partido político, pero Lilly ya no sabe ni cómo hacerles entender que la militarización del país no nos lleva a ningún lado.
Y es que si la militarización nos lleva a algún lugar es a uno más oscuro, del que ahora vivimos con la afamada estrategia de “abrazos, no balazos”.
Militarizar nos lleva a un posible narco estado.
A un país con poca transparencia que viola los derechos humanos como aseguran unos tantos especialistas.
Al despilfarro de dinero… digo, ahí están los Guacamaya Leaks, que ponen al descubierto al secretario de Defensa y su derroche de regalos como unos lentes Cartier de más de 24 mil pesos.
Según un análisis de la Fundación Carolina, en Venezuela, la militarización total de un país se refleja en cuatro indicadores principales: participación de militares en las instituciones gubernamentales; partidismo y pérdida de profesionalismo e institucionalidad; el papel de los militares como empresarios y la militarización de la seguridad ciudadana.
Como dirían en México cumplimos con todo lo antes dicho.
De acuerdo a Expansión Política, las Fuerzas Armadas en México cuentan con el segundo presupuesto más alto, ya que la actual administración les ha entregado multimillonarios recursos a los militares.
En 2022, los militares han manejado más de 200,000 millones de pesos.
Pero los mexicanos no nos adentramos en estos temas y sí en el pan y circo en el Senado.
Que por cierto, las legisladoras morenistas se pasaron de la raya.
La vida personal de alguien, mientras se está legislando, no nos incumbe.
Esas sí son “patadas de ahogado”.
Porque bien saben que nuestro país está militarizado y narcotizado.
Pero prefieren hacer show y distraer al pueblo mexicano.
Y agarrarse de una Lilly que, para bien o mal, usa calificativos hacia algunos en el Pleno por una visible desesperación del rumbo que toma nuestro país.
Al día de hoy no veo a otra persona que defienda a nuestro México como Lilly.
Los calificativos que le pone a las mujeres, que la desnudan en público, son por el coraje de ver cómo su país, nuestro país, se va convirtiendo en una Cuba, un Venezuela.
Ahora sí que el Shame que le hicieron las senadoras morenistas a Téllez se les regresa a ellas con un “shame on you” por apoyar la militarización hasta el 2028 en nuestro país.
Ni un hashtag #ladyrobamaridos vale más que #noalamilitarizacióndeMéxico.
Y más cuando descaradamente se juega con el ciudadano.
Porque mientras que el gobierno federal pone a la fuerza militar como el poder de poderes, un Guacamaya Leaks desenmascara al secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval.
Lentes Cartier de más de 24 mil pesos, corbatas Pineda Covalin y otros regalos de lujo figuran en la lista de obsequios a los más allegados a Sandoval.
Aquí cabe la siguiente pregunta.
¿Qué hace un secretario de Defensa Nacional, dizque bajo la máscara de la austeridad amloísta, regalando este tipo de obsequios?
Si alguna vez Lilly llamó a comparecer a Sandoval por otras cuestiones, ahora sí que el secretario tendrá que explicar un par de cosas con lujo de detalle, pues la Comisión de Defensa Nacional en San Lázaro citará a reunión de trabajo al general por el hackeo a la Sedena.
¡Esto sí que es ventaneada, no la de Citlalli, Lucía y Rocío hacia Lilly!
No somos ignorantes y no queremos ser como Venezuela.
Despertemos de una vez por todas y dejemos de reírnos como hienas del espectáculo que se ha convertido este país.
México solo hay uno y no lo queremos verde olivo.
Lo queremos libre y democrático.
Está más que claro, el actual gobierno invierte más en militarizar el país que en la educación y la salud de los mexicanos.
Eso importa más que la vida personal de alguien en el Senado.
Como también es más importante analizar los 87 votos a favor y 40 en contra para llegar a la modificación de la reforma que amplía la presencia de las Fuerzas Armadas, en las calles de nuestro país, hasta 2028.
¡Dejemos de ser espectadores de circo y cambiemos por el bien de México!
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