Tecnologías para la salud mental - Levante-EMV

2022-10-14 13:27:53 By : Z summer

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La pandemia de la COVID-19 ha tenido un gran impacto sobre el bienestar de la población a todos los niveles, y ha situado en el punto de mira uno de los pilares de nuestra salud que durante mucho tiempo había estado en un segundo plano: la salud mental. La Organización Mundial de la Salud define la salud mental como un «estado de completo bienestar físico, mental y social», y estima que el 25% de la población mundial sufrirá algún tipo de problema de salud mental durante su vida.

En esta búsqueda del completo bienestar, la tecnología, omnipresente en nuestro día a día, también ha jugado un papel fundamental. El uso de aplicaciones digitales para la salud (eHealth) ha aumentado enormemente en los últimos años: aplicaciones para registrar pulsaciones, glucosa en sangre, ciclos hormonales... Estamos hiperconectados, pero también hiperconectados con nuestra salud, y esto abre un mundo de posibilidades para una medicina más personalizada, accesible y ubicua.

Por ello, conforme ha aumentado nuestra preocupación y cuidados hacia la salud mental, también se observa un auge en los avances tecnológicos dentro de este ámbito. La tecnología puede ayudar a avanzar la investigación en la detección temprana de trastornos, mejorando la personalización de las intervenciones y permitiendo ofrecer apoyo y llegar a un mayor porcentaje de la población. Por ejemplo, la investigadora Ana Freire en la UPF trabaja en la detección temprana de personas en riesgo de suicidio a través del análisis de mensajes en redes sociales mediante IA. 

Desde ITI, centro tecnológico especializado en TIC, estamos investigando en el uso de las tecnologías inmersivas, como son la Realidad Aumentada, Virtual y Mixta, en el marco de proyectos como la Red Cervera CEL.IA, y en proyectos de I+D+I el ámbito de la salud mental. Las tecnologías inmersivas resultan extremadamente útiles en salud mental ya que permiten exponer al paciente a situaciones difíciles de replicar en el mundo real o en la propia consulta, y que pueden ayudarle a afrontar progresivamente sus miedos, estando siempre bajo la supervisión de su terapeuta.

Por ejemplo, la realidad aumentada permite superponer información digital sobre los elementos del mundo real. Con esta tecnología, un paciente con fobia a los insectos podría utilizar la cámara de su teléfono móvil para visualizar su mano real con una araña digital sobre ella, y así exponerse progresivamente a su miedo. La realidad virtual, por su parte, requiere de dispositivos de visualización tipo gafas, donde el usuario se sumerge en un entorno completamente virtual. Esto permite recrear entornos simulados que puedan exponer al paciente a distintas situaciones que le afecten, como miedo a las alturas, pánico a volar, agorafobia… La efectividad de estos sistemas se debe al realismo que ofrece la tecnología, que hace que la persona realmente crea que está experimentando dicha situación. Este realismo es gracias al trabajo de investigadoras como Mar González Franco en Microsoft Research, centrado en mejorar la sensación de presencia en un entorno inmersivo.

Además, la tecnología inmersiva permite llevar la terapia más allá de la consulta del profesional, de modo que los pacientes puedan trabajar las pautas marcadas por su terapeuta en su propio hogar. En ITI hemos trabajado en proyectos como HCIHEALTH, donde se ha desarrollado una aplicación móvil de Realidad Aumentada para crear experiencias personalizadas e interactivas que permitan al paciente trabajar desde casa tareas terapéuticas en casos de ansiedad y trastorno del espectro autista. No obstante, nuestros mayores esfuerzos se centran en la realidad mixta: a través de unas gafas de realidad mixta el paciente puede ver el mundo real, pero a la vez podemos complementar esta experiencia con información digital en la propia gafa que le guíe durante la actividad terapéutica. Por ejemplo, en el proyecto LYNX hemos desarrollado una experiencia para la gestión de la ansiedad, mediante la cual el paciente puede visualizar su estado físico y emocional a través de un avatar, y ser guiado en el proceso para afrontarla.

Uno de los mayores retos de este tipo de apoyo a la terapia es que el paciente, con el tiempo, pierde interés y deja de realizar las actividades pautadas. Para ello, estamos trabajando en mejorar la adherencia a estos tratamientos facilitando la personalización de los mismos, y además incorporando elementos de gamificación y juegos serios. Esto hace que el paciente no sienta como una obligación utilizar estas aplicaciones, sino que sea más bien una motivación y un reto personal.

No obstante, todavía existen muchos trastornos que requieren de mayor atención, y además la variabilidad de casos existente dentro de una misma problemática hacen necesario poner esfuerzos en la personalización y adaptación de las experiencias que se desarrollan. Pero sin duda, en los próximos años nos espera una revolución tecnológica alrededor de la salud mental, donde la tecnología ponga el foco en el bienestar integral, individual y personalizado para cada persona.

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