Oculto con unas gafas de sol y un gorro de invierno y blandiendo un cuchillo de grandes dimensiones. Ataviado de esta manera entraba el hombre que se llevó 500 euros el pasado domingo en una farmacia del municipio granadino de Peligros. 

Tras apuntar con el arma blanca a la dependienta, el ladrón logró que la mujer se tumbase en el suelo mientras él se disponía a vaciar la caja registradora. Según el dueño del local, Daniel Beltrán, el encapuchado no dejó ninguna huella. "Fue un robo limpio, no le hizo falta siquiera tirar ninguna caja de los estantes, sabía que había aterrorizado lo suficiente a mi trabajadora", explica.

Las cámaras de seguridad del local grabaron toda la secuencia, desde la entrada en el exterior del asaltante hasta la amenaza y robo en su interior, en una secuencia que recuerda a la famosa película de Psicosis. Ahora, la policía ha abierto una investigación y trata de identificar al autor del robo.

El cuchillo que portaba el asaltante fue crucial para intimidar a la empleada de la farmacia, asido con agarre 'Gyakute'. Esta manera de agarrar el arma, con la mano hacia abajo, permite ser utilizado en distancias cortas y en estocadas para provocar grandes incisiones.

Tras acceder a la caja registradora, el ladrón se dirigió de nuevo a la dependienta para volver a amenazarla, llegando incluso a decirle que le podría acuchillar. Bloqueada por el miedo, se quedó inmóvil varios minutos tras la marcha del asaltante.

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