Claudia, la novia que se casó embarazada con túnica de The Row

2022-10-09 12:13:18 By : Ms. Yawei Yang

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Claudia Brotons, directora creativa de la firma de gafas Kaleos, dio el 'sí, quiero' a su marido, Juan Gassó, el pasado 17 de septiembre en una pequeña ermita del pirineo catalán. La novia eligió un diseño que no pertenece a ninguna colección nupcial y unas sandalias planas de crochet.

Lo de Claudia Brotons con su vestido de novia fue un flechazo. Esta diseñadora de accesorios que dio el 'sí quiero' a Juan Gassó el pasado 17 de septiembre tras 16 años de relación, dos hijos en común y una pequeña en camino, no dudó en elegir un diseño que no pertenece al universo nupcial, pero con el que se sentía totalmente identificada. Una túnica con lágrima en el pecho firmada por The Row, enseña de culto capitaneada por las hermanas Olsen, con la que logró un resultado tan natural como el espíritu que impregnó todo lo demás en su boda. "Me encanta The Row: la simplicidad de sus prendas, sus líneas, sus volúmenes, su paleta de color, su calidad… Además me gustan mucho las novias de manga larga y el look oversize y, teniendo en cuenta que me he casado embarazada de siete meses, me venía de maravilla para la barriga contar con una prenda ancha", explica Claudia a Harper's Bazaar.

El resto de su elección, tanto la peluquería como el maquillaje o los complementos, también estuvieron marcados por ese aire sencillo, un poco despreocupado y tremendamente cool. La novia apostó por lucir la melena suelta "secada al aire y con ondas naturales que seguían el propio movimiento de mi pelo" y por un maquillaje muy sutil, todo a cargo de la maquilladora y peluquera Lara Güell, con la que ya había trabajado anteriormente. "Llevé una base muy fluida del tono de mi piel, un poco de rubor con base acuosa en la zona del pómulo, la nariz y los labios, un toque de fijación en las cejas y máscara de pestaña negra", resume la novia.

El detalle más sorprendente de su look nupcial posiblemente fueron los zapatos. Si bien durante la ceremonia religiosa, que tuvo lugar en la ermita Sant Salvador de Predanies, en el Pirineo Catalán, optó por unas sandalias de tiras de Bottega Veneta que dejaban bastante piel al descubierto y estilizaban su silueta gracias a varios centímetros de tacón, después la novia se cambió optando por la comodidad del calzado plano. "La verdad que fue de lo que más me costó encontrar. Busqué muchísimo y terminé dando con unas sandalias de crochet de Hereu que me parecieron maravillosas, pero estaban agotadas. Al final le pedí a mi hermano, que vive en Nueva York, que me las comprara", recuerda Claudia.

Para rematar, la diseñadora optó por varias joyas con un significado muy especial. Unos pendientes largos de Saskia Diez que tenía fichados desde hace años; el anillo de compromiso firmado por Montse Esteve; otro anillo con forma de rosca de cuatro hilos de la misma joyera que le regaló su marido como símbolo de sus tres hijos y él; y un solitario que perteneció a su abuela. A pesar de su ausencia, ella fue una de las protagonistas del enlace, además de su propulsora.

"Mi abuela llevaba años pidiéndonos que nos casáramos, pero entre una cosa y otra, no encontrábamos el momento", cuenta la novia. Ella y Juan se conocieron estudiando Economía y al acabar la universidad, después de que Claudia regresara de Milán, donde estudió Dirección de arte y diseño de accesorios, la pareja decidió montar su firma de gafas Kaleos, un proyecto en el que ella ejerce como directora creativa y él como director general. "Siempre hemos tenido muchos planes y antepusimos tener hijos a casarnos, así que era una asignatura pendiente. El día que le contamos a mi abuela que estaba embarazada de Julieta, la pequeña que viene en camino, también le dijimos que habíamos decidido casarnos, tal y como nos había pedido días antes cogiéndome muy fuerte de la mano. No os podéis imaginar lo feliz que estaba", rememora. Unas semanas después su abuela falleció, pero los planes de pasar por el altar se hicieron realidad en solo tres meses. "Entrar en la ermita embarazada, del brazo de mi padre, con mis dos hijos por delante y ver a Juan esperándonos en el altar ha sido uno de los momentos más bonitos y felices de mi vida".

La boda se celebró en la Cerdaña, donde hace dos años Claudia y Juan compraron una casa que ellos mismos han restaurado y reformado. La ceremonia fue oficiada a cinco minutos de su hogar, en Sant Salvador de Predanies, una pequeña ermita situada en lo alto de una colina rodeada de prados; y el banquete tuvo lugar en el mismo restaurante en el que la pareja tomó la decisión de formalizar su compromiso, La Buixeda, su sitio favorito para comer en la Cerdaña. "Vivimos en Barcelona, pero siempre decimos que ese es nuestro lugar en el mundo. Teníamos claro que nos queríamos casar allí".

La decoración floral corrió a cargo de Alblanc, al igual que su ramo de novia, que tenía que cumplir tres requisitos: que fuera muy orgánico, que se viera integrado en el lugar y en su look y que estuviera formado por flores pequeñas, blancas y de tallo largo. "Para diferenciarlo de la decoración optamos por camomila", puntualiza Claudia.

Hasta ese último detalle ejemplifica muy bien la máxima que siguió la diseñadora para elegir cómo quería celebrar su gran día. La misma que le gustaría transmitir a otras futuras novias: "Lo más importante es que se sientan muy ellas y que traten de ir lo más cómodas posible. Es un día mágico que pasa volando".