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La protagonista de la historia real que Netflix llevó a la pantalla ha sido fotografiada mientras paseaba por Manhattan. Te mata la curiosidad y lo sabes...
Anna Sorokin, mejor conocida como su alter ego Anna Delvey, ha sido fotografiada por primera vez en Nueva York desde que abandonó la prisión. La fraudulenta heredera alemana, cuya historia inspiró al exitoso programa de Netflix, ‘¿Quién es Ana?’, fue pillada en la puerta de su apartamento de Manhattan, preparándose para asistir a los juzgados. Iba vestida de pies a cabeza en un ‘total look’ negro, con una gabardina, pantalones a juego y tacones, acompañados de unas gafas de sol enormes y un pañuelo en la cabeza. Buen ‘outfit’ para no ser reconocida. Además, se la podía ver con un broche con las iniciales AD, lo cual demuestra que quiere mantener su nombre ‘artístico’ a pesar de que la plataforma haya convertido su caso en una ficción.
Si todavía no conoces la historia que llevó a Delvey a enfrentarse con la justicia, esta estafadora pasó varios años de la década de 2010 haciéndose pasar por un miembro de la alta sociedad neoyorkina (sí, existe, como en ‘Gossip Girl’) para persuadirles de que invirtieses en un club de arte que creó. La manera fue a través del engaño, haciéndose pasar por la hija de un magnate petrolero alemán, y así consiguió que instituciones financieras, bancos, hoteles y más personas financiasen su lujoso estilo de vida.
Al final, sus mentiras fueron descubiertas y acabó encarcelada en 2017 por cuatro años a causa de sus delitos financieros. Pero solo un mes después de quedar libre, en febrero de 2021, Anna fue arrestada nuevamente, esta vez por permanecer en Estados Unidos más tiempo de lo que le permitía su visado. Así que fue trasladada a un centro de inmigración, hasta justo la semana pasada.
Actualmente, su abogado, John Sandweg, contó que el juez había reconocido que ya no era necesario que Delvey permaneciese allí, pero que no queda libre de culpa: tendría que cumplir arresto domiciliario, mientras los trámites de deportación seguían su curso. Anna es procedente de Rusia.
Sus movimientos serán monitorizados a través de una pulsera en el tobillo, aspecto que Anna ha reconocido preferir a volver a estar entre rejas. Según contaba para The New York Times, tiene una nueva forma de libertad en Manhattan, pudiendo recibir visitas después de la una y media de la tarde, los jueves: ‘‘Definitivamente, ahora tengo una perspectiva diferente a cuando salí por primera vez el pasado febrero. Es imposible no cambiar cuando pasas por lo que he pasado. He aprendido mucho estando en la cárcel’’. También añadió que probablemente se quede en Nueva York mientras lucha en su caso de deportación: ‘‘Estoy muy contenta. Es justamente lo que quería. Solo espero que mi libertad vaya aumentando’’.
Vía: Cosmopolitan UK