Esta es tu última noticia por ver este mes
Suscríbete por solo 2€ al mes durantes 7 meses. Oferta 7º aniversario
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Te quedan noticias por ver en este mes
Te queda 1 noticia por ver en este mes
Suscríbete por solo 2€ al mes durantes 7 meses. Oferta 7º aniversario
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Las nuevas gafas de Hollande le han provocado un inesperado dolor de cabeza.
Quizás se viera algo mayor con sus monturas al aire, quizás pensó que se habían quedado ya algo demodé, quizás Julie Gayet -en uno de esos encuentros furtivos que dicen que siguen manteniendo- le deslizó que tenía que darle una pátina 'chic' a su look. El caso es que François Hollande ha decidido cambiar de gafas, por unas más gruesas y oscuras, que le otorgan cierto aire entre crítico de arte y vendedor de la sección de libros de Fnac. Así, con su nuevo aspecto de 'enfant' intelectual, se presentó a la nación en el festival Solidays el pasado domingo. Y allí comprobó que sus flamantes antiparras le iban a provocar un pequeño dolor de cabeza. En un tiempo en el que las políticas del presidente francés son cuestionadas día sí y día también, el asunto de sus nuevas 'lunettes' se ha convertido en cuestión de estado. En lugar de optar por un fabricante francés, Hollande decidió corregir sus dioptrías con un modelo de una marca danesa. ¡Mon dieu!
El asunto puede parecer baladí, pero en el país vecino el tema del 'made in France' -el equivalente a la cacareada 'marca España' patria- es defendido con vehemencia por los sectores más proteccionistas. Y que el jefe de Estado haya opotado por un modelo de la firma danesa Lindbergh (a la que, al parecer, son fieles actores como Brad Pitt, Robert de Niro o Richard Gere) no ha sentado nada bien entre los más chovinistas. "Sobre un producto de consumo como las gafas, que son muy visibles, desgraciadamente no ha elegido hacer valer la industria francesa", ha explicado Ludovic Brochard, responsable del fabricante óptico galo Roussilhe, del departamento Loire-Atlantique de Francia.
Según el diario 'Le Parisien' el propio Brochard habría enviado al Elíseo un par de gafas de fabricación nacional -"de acetato de celulosa", precisan las mismas fuentes- junto con una misiva en la que invita a monsieur le président al Salón Mundial de la Óptica para que conozca los problemas a los que se enfrenta el sector. "La industria de las gafas francesa está sometida a una fuerte competencia internacional, esencialmente asiática", se quejaba el hombre, que, al menos ha conseguido un buen golpe de efecto publicitario. "Nuestra marca es la única que garantiza al 100% el 'label' 100% Francia", ha remarcado el productor en una entrevista para un canal de noticias.
La elección de las nuevas lentes, cuyo precio se estima entre los 400 y 500 euros, ha inspirado sesudos análisis políticos en la prensa francesa. El rotativo 'Direct Matin' se pregunta si con el cambio, el presidente Hollande no se intenta parecer al expresidente conservador Jacques Chirac, con el que Hollande mantiene una buena sintonía. Chirac lució un modelo muy similar en sus primeros años en el Elíseo y según el mismo diario "se peinaba de una forma muy similar a la que ahora luce Hollande". Algo más allá va el diario Le Figaro. En un análisis de estilo en toda regla, recurren a la experta en estilo y accesorios Claire Rémy para que llegue al fondo de tan vital asunto. "Este cambio corresponde a una necesidad de afirmación identitaria y personal", asegura. Y abunda: "Es un acto de todo menos anodino. Es un signo de reconquista política. Quizás tambien amorosa", abunda la analista sin despeinarse. Lo que dan de sí unas gafas.